Al igual que muchos países de América Latina, Ecuador se ha construido a través de un mosaico de culturas, y una de las principales dificultades que enfrenta es la migración del campo hacia la ciudad de Quito, de integrantes de las comunidades Kichwas originarios de Chimborazo, Tungurahua, Bolívar, Imbabura e incluso desde la Amazonía, que se lanzan a la aventura de buscar un mejor nivel de vida y mejorar sus ingresos económicos.
Frente a esta realidad un grupo de compañeros dirigentes, profesionales indígenas y no indígenas vinculados a los procesos educativos Intercultural Bilingüe asumieron levantar un proceso de revitalización cultural y de defensa de los derechos sociales mediante la educación en los niños, niñas y jóvenes en la Unidad Educativa Intercultural Bilingüe “Tránsito Amaguaña” desde el año de 1990.
La escuela está ubicada en la zona sur de la ciudad de Quito en el interior del Mercado Mayorista, donde atiende niños, niñas, jóvenes indígenas y campesinos provenientes de las diferentes comunidades de la región Andina. La institución cuenta con el apoyo financiero del Estado ecuatoriano.
La mayoría de los estudiantes son trabajadores de la calle como: vendedores ambulantes, betuneros, etc., manejan fluidamente el kichwa y el castellano y están identificados con su cultura manteniendo sus costumbres, respetando y valorando a los yachak o abuelos para así llegar al sumak kawsay o buen vivir.
El maestro de música de la escuela, Patricio Robalino, explica que la institución funciona con un sistema abierto en donde los niños entran y salen permanentemente de la escuela para colaborar con las tareas que tienen bajo su responsabilidad en el mercado.
Asimismo, detalló que el aprendizaje de la lengua no solo se logra a través de la enseñanza de reglas gramaticales, sino a través de la música.
Los niñas y las niñas se apropian de su cultura a través de la música, cantando y jugando en kichwa.
La música es una parte integral de la cultura kichwa, porque hay una simbiosis natural entre el ritmo musical y el espíritu.
De igual modo el Centro Cultural Huasipungo se vale de la música para reforzar la cultura propia kichwa.
Patricio Robalino, además de ser maestro en la escuela Tránsito Amaguaña es el director de este centro cultural donde niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres tienen la oportunidad de tomar clases de canto, de danza y de instrumentos musicales.
Fundado en 1978 en la barriada de los hijos de los Conserjes del Instituto Nacional Mejía, en la calle Vargas, el centro cultural más que una escuela es un espacio de convivencia de la comunidad que comparte y transmite su cultura.
Producción: Marie Chabot Johnson y Thalia D´Aragon Giguère