El 1 % más rico acumula casi el doble que el resto de la población mundial

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El mundo está atravesando una época sin precedentes marcados por la acumulación de múltiples crisis. Decenas de millones de personas más pasan hambre. 

Cientos de millones más se enfrentan a subidas imposibles en el coste de los productos básicos o de la energía para calentar sus hogares. La pobreza se ha incrementado por primera vez en 25 años. 

Sin embargo, unos pocos han logrado sacar un inmenso provecho de estas crisis. Los ultra ricos han visto crecer rápidamente su riqueza, y los beneficios han alcanzado niveles récord, haciendo que la desigualdad se dispare. 

Durante la última década, los súper ricos han acaparado el 50 % de la nueva riqueza generada, cifra que acaban de superar. 
 

El informe La ley del más ricose centra en la importancia de gravar la riqueza de las élites económicas para abordar tanto esta “policrisis” a la que nos enfrentamos como el aumento desorbitado de las desigualdades. El informe detallado cómo, en la historia reciente, la tributación de los más ricos era más elevada, cómo está ganando terreno la idea de gravar más a quienes más tienen y hacer que los milmillonarios paguen la parte que les corresponde justamente, y cómo más impuestos a los ultra ricos contribuyen a reducir la concentración de poder de las élites y reducir no solo la desigualdad económica, sino también la racial, colonial y de género. 

La fortuna de los milmillonarios está creciendo a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, al mismo tiempo que al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que la inflación crece por encima de los salarios.
 

Finalmente, el informe apunta a cuánto deberá tributar los más ricos y cómo lograrlo, con herramientas concretas y contrastadas para los Gobiernos, algunas incluso ya en marcha. Muestra cómo una imposición adecuada a los ultra ricos puede ser la vía para lograr un mundo más justo, sostenible y sin pobreza. cómo está ganando terreno la idea de gravar más a quienes más tienen y hacer que los milmillonarios paguen la parte que les corresponde justamente, y cómo más impuestos a los ultra ricos contribuyen a reducir la concentración de poder de las élites y reducir no solo la desigualdad económica, sino también la racial, colonial y de género. 

Con la aplicación de un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, lo que permitiría que 2000 millones de personas salieran de la pobreza.


El 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 % restante de la humanidad, revela el informe de Oxfam. Durante la última década, el 1% más rico ha capturado alrededor del 50% de la nueva riqueza. 

La ley del más rico” se publica el día en que comienzan las reuniones del Foro Económico Mundial en Davos. Las élites se están reuniendo en la estación de esquí suiza en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años. 

"Mientras la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los súper ricos han superado incluso sus sueños más osados. Tras solo dos años, la presente década ya se perfila como la mejor hasta la fecha para los milmillonarios: una década dorada de bonanza económica para los más ricos del mundo", afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.

"Aplicar mayores impuestos a los súper ricos y a las grandes empresas es una puerta de salida a las múltiples crisis a las que nos enfrentamos actualmente. Es hora de derribar el mito de que los recortes fiscales para los más ricos terminarán de alguna manera beneficiando al resto. Cuarenta años de rebajas fiscales para los súper ricos han demostrado que las oleadas de privilegios solo terminan por beneficiarles a ellos.”

La riqueza de los milmillonarios ha aumentado a un ritmo desconcertante.

Desde 2020, con la pandemia y la crisis del coste de la vida, el 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (el 63 % de la nueva riqueza generada), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) llegaban al resto de la población mundial. Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares. La fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo de 2700 millones de dólares diarios. Esto se suma a una década de ganancias históricas en la que el número de milmillonarios y su riqueza se han duplicado. 

El crecimiento extraordinario en sectores como el de la energía y la alimentación ha disparado de nuevo los patrimonios de los más ricos. Como el informe revela, 95 grandes empresas de energía y de alimentación han más que duplicado sus beneficios en el 2022. Generaron unos beneficios extraordinarios por un total de 306 000 millones de dólares, y destinaron 257 000 millones de dólares (el 84 %) a remunerar a sus ricos accionistas. La dinastía familiar Walton, propietaria del 50 % de la multinacional Walmart, recibió 8500 millones de dólares de dividendos a lo largo del año pasado. Solo en 2022, la riqueza del milmillonario indio Gautam Adani, propietario de grandes compañías energéticas, se ha incrementado en 42 000 millones de dólares (un 46 %). En Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, estos enormes beneficios empresariales han contribuido como mínimo al 50 % del crecimiento de la inflación. 

Mientras tanto, al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países donde el crecimiento de la inflación se sitúa por encima del de los salarios, y más de 820 millones de personas en todo el mundo (aproximadamente una de cada diez) pasan hambre. Las mujeres y las niñas suelen comer en último lugar y en menores cantidades en los hogares, y representan casi el 60% de la población mundial que padece hambre.

Según el Banco Mundial, podríamos estar ante el mayor incremento en la desigualdad entre países y la pobreza desde la Segunda Guerra Mundial. Países enteros se encuentran al borde de la bancarrota. Los más pobres destinan cuatro veces más recursos al servicio de la deuda (en manos de ricos acreedores) que a los servicios de salud pública.

Tres de cada cuatro Gobiernos del mundo tienen previsto recortar el gasto público por un importe total de 7,8 billones de dólares aplicando medidas de austeridad durante los próximos cinco años, lo que se extiende a los sectores de la salud y la educación. 

Oxfam insta a elevar de manera sistemática y generalizada la tributación sobre los ultra ricos para compensar parte de las enormes ganancias que han acumulado durante la crisis, en gran medida generadas como resultado de los planes de estímulo con la inyección de fondos públicos y su voraz aprovechamiento de las condiciones de mercado.

Décadas de recortes y privilegios fiscales para las grandes fortunas y grandes empresas han sido cómplices del aumento de la desigualdad, de tal forma que, en la práctica, en muchos países, las personas con rentas más bajas acaban pagando tipos impositivos efectivos superiores a los que tributan los milmillonarios.  

Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, pagó un "tipo impositivo real" de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine, vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes.

Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales en el mundo, únicamente cuatro centavos proceden de gravar la riqueza. La mitad de los milmillonarios del mundo vive en países que no aplican ningún tipo de impuesto de sucesiones a la riqueza que estos transfieren a sus descendientes directos. Por lo tanto, cinco billones de dólares irán a parar, libres de impuestos, a sus correspondientes herederos; un importe que supera el PIB de África y que perpetuará una nueva generación de élites aristocráticas.

La mayor parte de los ingresos de las personas más ricass no se derivan de su trabajo, sino que son esencialmente rentas de capital sobre sus activos. Sin embargo, la tributación sobre las rentas de capital se sitúa en torno al 18 % en promedio, aproximadamente la mitad de los tipos marginales sobre las rentas del trabajo.

De hecho, los impuestos aplicables a los más ricos han llegado a ser históricamente mucho más altos. Durante los últimos 40 años, Gobiernos de África, Asia, Europa y las Américas han ido reduciendo los tipos impositivos sobre las rentas más altas, mientras se han elevado los impuestos al consumo sobre bienes y servicios, es decir, impuestos que recaen desproporcionadamente sobre quienes tienen menos y que amplían las brechas de género.

En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos el tipo marginal en el impuesto sobre la renta federal se situó por encima del 90 %, y en el 81 % en promedio entre los años 1944 y 1981. Otros países ricos también aplicaron tipos impositivos similares durante años de gran desarrollo económico, lo que contribuyó enormemente a ampliar el acceso a servicios públicos como la salud y la educación. 

“Gravar más a los súper ricos es un requisito estratégico para reducir la desigualdad y revitalizar la democracia. Debemos hacerlo para fomentar la innovación. Para lograr unos servicios públicos más sólidos y construir sociedades más sanas y felices. También para abordar la crisis climática, invirtiendo en soluciones que contrarresten las escandalosas emisiones de los más ricos,” afirma Bucher.

Según un nuevo análisis desarrollado por Fight Inequality Alliance, el Institute for Policy Studies, Oxfam y Patriotic Millionaires, un impuesto al patrimonio con escala progresiva de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias y milmillonarias generaría 1,7 billones de dólares de ingresos anualmente. Con este importe podría lograrse que 2000 millones de personas salieran de la pobreza, así como financiar íntegramente la respuesta a los llamamientos humanitarios existentes, aplicar un plan de diez años para acabar con el hambre en el mundo, apoyar a los países más pobres a hacer frente a los impactos climáticos y garantizar servicios universales de salud y protección social para la población de los países de renta baja y media-baja.

Otros datos de interés

  • Según el Banco Mundial, en 2020 la pobreza extrema creció por primera vez en 25 años. Al mismo tiempo, la riqueza extrema ha aumentado drásticamente desde el inicio de la pandemia. 
  • Si bien el 1 % más rico ha captado alrededor del 54 % de la nueva riqueza global durante la última década, este porcentaje ha ascendido al 63 % en los últimos dos años. Entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la nueva riqueza generada ascendió a 42 billones de dólares. El 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (o el 63 % de esta nueva riqueza), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) fue a parar al 99 % restante de la población mundial. Según Credit Suisse, las personas con una riqueza superior a un millón de dólares se encuentran en el 1 % más rico.
  • Si bien en 2022 las fortunas de los milmillonarios decrecieron ligeramente desde que alcanzaran niveles máximos en 2021, siguen estando 2,6 billones de dólares por encima de su valor anterior a la pandemia. Y ahora están empezando de nuevo a acumular cada vez más riqueza.
  • El Banco Mundial ha anunciado que es poco probable que se alcance el objetivo de poner fin a la pobreza extrema de cara a 2030, y que "se han frenado los avances mundiales en la reducción de la pobreza extrema", en lo que afirma que podría ser el mayor incremento de la desigualdad global y el mayor revés para los esfuerzos de reducción de la pobreza a nivel mundial desde la Segunda Guerra Mundial. El Banco Mundial define la pobreza extrema como vivir con menos de 2,15 dólares al día.
  • Se ha utilizado el umbral de pobreza fijado en 6,85 dólares para calcular el número de personas (2000 millones) que podrían salir de la pobreza con la aplicación de un impuesto al patrimonio de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias y milmillonarias.
  • Los sondeos siguen revelando que la mayoría de la población mundial está de acuerdo con subir los impuestos a los más ricos. Por ejemplo, la mayor parte de la población estadounidense, el 80 % en India, el 85 % en Brasil y el 69 % de las personas encuestadas en 34 países africanos está de acuerdo con elevar los impuestos aplicables a los más ricos.

Fuente: OXFAM

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