Encuentro Iberoamericano, del 12 y 14 de octubre de 2017 en Puebla.
Este tipo de encuentros han dado lugar para hacer posible un diálogo y una construcción combinada, por medio de paneles, conversatorios y “mingas” (grupos de trabajo), con los cuales se construya una agenda de trabajo para los próximos años. El Área de Reflexión Universitaria (ARU) de la Universidad Iberoamericana Puebla a través de su Campo de Acción Estratégico Fe y Cultura y Amerindia Continental organizaron el encuentro intergeneracional La fuerza de los pequeños: Hacer teología de la liberación desde las nuevas resistencias y esperanzas.
Este encuentro reunió a 46 teólogos y teólogas de distintos países de América Latina y el Caribe, quienes debatieron con el propósito de leer en clave creyente y crítico el momento histórico que estamos viviendo en la actualidad. Al tiempo que buscó generar procesos de reflexión teológica liberadora, desde nuevas perspectivas que permitan ampliar y aclarar la visión de esta corriente de pensamiento.
En palabras del Mtro. Alejandro Ortiz Cotte, director del ARU de la IBERO Puebla, los diálogos establecidos permitieron fortalecer un cambio sistémico y una renovación eclesial desde las distintas perspectivas de nuestro continente. “Su carácter intergeneracional y su metodología horizontal, fue la que hizo posible la interacción y la construcción colectiva entre los teólogos de primera y segunda generación”.
Ortiz Cotte afirmó que los jóvenes teólogos y teólogas contribuyeron al desarrollo de un ambiente adecuado para oír, conocer, reaccionar, hablar y consensuar, desde otros puntos de vista, las prioridades, temáticas, sujetos, apuestas y propuestas de las nuevas generaciones. “Esto significó, si bien espacios de ponencias, lugares comunes que propiciaron conversaciones similares y una visión de construir realidades de manera conjunta. De tal suerte, que los representantes de las diferentes generaciones pudieron hablar, dialogar y hasta debatir en la misma mesa, logrando con ello resultados favorables derivados de un ambiente cálido, cercano y respetuoso que se generó entre los participantes”, subrayó el director del ARU. Asimismo, dialogaron de forma crítica y profunda los signos de los tiempos y las distintas experiencias de resistencia que están aportando novedad a los procesos de liberación y están suscitando esperanza en nuestro continente hoy en día.
El presente encuentro de pensadores buscó recrear y resignificar la teología de la liberación construyendo una producción teológica que relaciona praxis y academia, la cual toma en serio los sujetos emergentes y los nuevos escenarios que hoy desafían el quehacer teológico-pastoral. Buscan dar continuidad al proceso iniciado en este encuentro y apoyar decididamente la reforma eclesial del papa Francisco.
La fuerza de los pequeños logró que jóvenes teólogos y teólogas de más de diez países tuvieran la oportunidad de convivir, pero también de hablar con plena libertad con los grandes maestros y maestras de este pensamiento, generando una sinergia intergeneracional que llenó de entusiasmo y esperanza a los participantes. Los frutos emanados de este trabajo conjunto fue la creación de una agenda global de continuidad intergeneracional para los próximos años, que busque a toda costa mantener la raíz de la teología latinoamericana, para las personas víctimas y empobrecidos a través de la identificación de los principales retos para resignificar, desde las nuevas sensibilidades del siglo XXI, la Teología de la liberación.
Otra de las conclusiones de esta reunión consiste en apoyar el trabajo del Papa Francisco haciendo avanzar hacia los nuevos retos globales las comunidades cristianas, retomando todas aquellas nuevas miradas, gritos, temáticas y perspectivas que necesitan seguir siendo expresadas de una inteligencia de la fe. Cabe destacar, que los teólogos invitados se sitúan entre 25 y 80 años, y cada uno habla de diferentes temáticas liberadoras como teología feminista, eco-teología, afro-teología, teología india, teología laical de liberación, teología bíblica, teología popular y campesina, teología universitaria, entre otras. Entre los teólogos de las primeras generaciones participaron Leonardo Boff (Brasil), Pablo Richard (Chile/Costa Rica), Víctor Codina (Bolivia), Pedro Trigo (Venezuela), Marcelo Barros (Brasil), Margot Bremer (Paraguay), Juan Hernández Pico (El Salvador), Juan José Tamayo (España), y Diego Irarrázaval (Chile), entre otros.
Por parte de la teología liberadora a nuevos escenarios y sujetos emergentes, se encontraban Silvia Regina da Silva (Brasil/Costa Rica), Sofía Chipana Quispe (Bolivia), Agenor Brighenti (Brasil), Pablo Bonavía (Uruguay), Socorro Martínez (México), Marta Zechmeister (El Salvador), Juan Manuel Hurtado (México), Carmen Margarita Fagot (Puerto Rico) Manoel Godoy (Brasil), María José Caram (Argentina), Cesar Kuzma (Brasil), Elizabeth Judd (México), Alirio Cáceres (Colombia), Afonso Murad (Brasil), Socorro Vivas (Colombia), João Decio (Brasil), Isabel Iñiguez (Argentina), Élio Gasda (Brasil), Francisco Reyes (Costa Rica).
De las nuevas generaciones de teólogos de la liberación estuvieron presentes Geraldina Céspedes Ulloa (Guatemala/República Dominicana), Alejandro Ortiz (México), Aquino Junior (Brasil), Francisco Bosch (Argentina), Paola Polo (Perú), Tirsa Ventura (República Dominicana), Carlos Eduardo Cardoso (Brasil), Larry Madrigal (El Salvador), Benjamín Schaw (El Salvador), Daniel Sousa (Brasil), Herbert Álvarez (Guatemala).
AMERINDIA
El inicio de la última jornada estuvo marcado por la reflexión en torno a la tradición teológica liberadora, tema del panel en el que intervinieron Agenor Brighenti, de Brasil, Diego Irarrázaval, de Chile, Marta Zechmeister, de El Salvador, y Geraldina Céspedes, de Guatemala.
En un primer momento, Geraldina Céspedes se refirió a la teología de la liberación como una teología que toma en serio la contextualidad, la subjetividad y la alteridad, retomando, por una parte, “los puntos esenciales de esta manera de reflexionar el seguimiento de Jesús a partir del compromiso transformador asumido al interior de los distintos contextos históricos en que nos ha tocado vivir”, y, por otra parte, identificando “los puntos clave de la tradición teológica de la liberación y la forma en que se han ido desarrollando en momentos y contextos históricos distintos”.
En torno a las características de una teología plural en movimiento, Agenor Brighenti recordó que “la teología de la liberación alimentó la resistencia de la Iglesia de la Liberación, desde sus principios y particularmente en las últimas tres décadas, marcadas por una involución eclesial, con el reflujo de una postura de neocristiandad”. Concretamente, subrayó el carácter regional de la teología de la liberación, la praxis como mediación histórica, la teología de la liberación como inteligencia de una Iglesia liberadora, así como algunos componentes que configuran la teología de la liberación como una teología desde la óptica del sujeto social –el pobre–, situada en el lugar social de los pobres –la periferia–, y desde el reverso de la historia, sin dejar de referirse, a las periferias situadas en un mundo globalizado y plural.
Marta Zechmeister, por su parte, destacó el legado de los mártires de la liberación, es decir, “de los hombres y las mujeres que hicieron presente el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús, poniéndose del lado de las víctimas”. Ante la realidad del pueblo crucificado –y su calvario–, con el que se identificaron los mártires, Zechmeister planteó la necesidad de apelar a “nuevos lenguajes que permitan recuperar la fuerza liberadora de la teología, con un nuevo vigor, a favor de los marginados”.
En la última intervención del panel, Diego Irarrázaval disertó sobre los cimientos y las causes de la teología de la liberación. “Estamos en medio de un cambio de época que trastoca, y a la vez abre horizontes”, propuso, señalando la necesidad de “regenerar el caminar eclesial y teologal” a través de una reflexión transversal. “Lo transversal implica –a mi parecer– reconocer el entrecruzamiento de preguntas primordiales y de labores en terrenos teológicos, es una categoría que reconoce al ‘otro’, y lo hace desde el reverso. En este encuentro en México se hace entre generaciones: hay distancias cronológicas y hay procesos diferentes, nos une el indagar y admirar el misterio cristiano con los ojos y esperanzas de gente pequeña”.
Además de estas sugestivas miradas e interpelaciones que tuvieron lugar durante el panel, el conversatorio intergeneracional que se desarrolló a continuación –tercero y último del encuentro– visibilizó tres perspectivas de cara a la dimensión teologal de los procesos sociales.
El teólogo jesuita Juan Hernández Pico, de El Salvador, analizó “el descarrilamiento de los procesos revolucionarios centroamericanos”, a partir de una experiencia personal y, sin embargo, de dimensiones estructurales –especialmente en torno a los procesos políticos y revolucionarios de Guatemala, El Salvador y Nicaragua– que lo ha llevado a “buscar y encontrar a Dios en medio del fracaso”.
La realidad de los pobres como sacramento
También la teóloga peruana Paola Polo se refirió a su experiencia personal –con sus implicaciones sociales– al acentuar “una teología de la vida y para la vida”, considerando “la realidad de los pobres como sacramento (…), desde la escucha atenta de las voces, pero sobre todo desde el diálogo cordial”. Se trata, por tanto, de “un diálogo desde lo humano”.
El teólogo español Juan José Tamayo fue el último que intervino en el conversatorio, sugiriendo la necesidad de ubicar el quehacer teológico desde los nuevos escenarios globales, caracterizados por la incidencia del capitalismo en su versión neoliberal, el colonialismo en su versión neocolonialista, el patriarcado como sistema de dominación estructural, el antropocentrismo, el fundamentalismo religioso, la democracia sometida al asedio del mercado, el racismo epistemológico, la heteronormatividad, el imperialismo y el armamentismo. “No se puede olvidar, sin embargo, el clamor de los migrantes, de los refugiados y de las fronteras, que nos piden pasar de la exclusión a la hospitalidad”, concluyó Tamayo.
Agenda
A partir de estos aportes y de las elaboraciones teológicas de los días precedentes –particularmente en los espacios de ‘minga’ o ‘tequio’ teológico– el último momento del encuentro se dedicó al discernimiento de una posible agenda para transitar, durante los próximos años, frente a los desafíos actuales que representa “hacer teología de la liberación desde las nuevas resistencias y esperanzas”.
Desde las múltiples iniciativas postuladas a nivel de producción, articulación-organización, y medios o canales de difusión, se confió al equipo organizador la tarea de concretar la propuesta de agenda que buscará dar continuidad al encuentro intergeneracional y apoyar los procesos de reforma eclesial del pontificado de Francisco.
Amerindia continuará comunicando los frutos de esta experiencia de construcción colectiva que desencadenará nuevos itinerarios intergeneracionales, para proyectar la teología de la liberación ante los actuales sujetos y escenarios socio-eclesiales, también con miras a la celebración de los 50 años de Medellín (II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano), en 2018.
Fuente:
https://www.iberopuebla.mx/noticias_y_eventos/noticias/ibero-puebla-celebra-encuentro-de-teologos-de-la-liberacion
http://revistasic.gumilla.org/2017/la-fuerza-de-los-pequenos/