La centralidad del significado del diálogo, planificación y consulta, con las comunidades sobre propuestas que afectan su tierra y recursos
Cecilia Calvo y Pedro Landa
En los días iniciales de la COP23-Fiji en Bonn, escuchamos los variados y diversos desafíos que afronta nuestra casa común y que contribuyen al cambio climático, entre ellos: los impactos destructivos de una economía excluyente, la destrucción de la Amazonía lugar que el Papa Francisco llamó ‘los valiosos pulmones de biodiversidad de nuestro planeta,’ la extracción y privatización de los recursos naturales, el desplazamiento y despojo de poblaciones locales e indígenas, la contaminación de sus fuentes agua dulce y tierras, la criminalización de los defensores y defensoras de los derechos humanos y el ambiente. Todos estos problemas y desafíos forman parte de la cultura del descarte, que establece como prioridad las ganancias económicas por encima de los bienes comunes, lo que contribuye grandemente al cambio climático.
Entre muchas de las preocupaciones levantadas por los participantes a la COP23, en un foro desarrollado el 9 de noviembre sobre la Conservación Forestal a través de la comunidad de derechos y el papel de la participación financiera alemana surgió como una de las mayores preocupaciones, las insuficientes respuestas brindadas por la cooperación internacional para enfrentar el cambio climático. Este foro es uno de los 40 eventos alternativos de la Zona deInterconexión, un espacio interdisciplinario, para diálogo sobre el desarrollo sostenible y acción climática, auspiciado por el German Development Institute / Deutsches Institut für Entwicklungspolitik (DIE).
La reunión “destacó el papel clave desempeñado por los pueblos indígenas y las comunidades forestales, en la conservación de los bosques, el conocimiento de las múltiples metas sobre el clima y el desarrollo y el papel de la cooperación financiera alemana en estos esfuerzos.” Los oradores hablaron en representación de la Alianza Mesoamericana por los pueblos y los Bosques, El Programa Regional de Desarrollo y medioambiente de la Universidad de Kiel y la organización Alerta Indonesia.
En respuesta a estos desafíos, las agencias de desarrollo internacional, así como líderes indígenas de comunidades propusieron iniciativas para avanzar hacia políticas más efectivas sobre el clima y que apoyan los esfuerzos de conservación ecológica, que reducen desforestación y la emisión de gases de efecto invernadero, para ello es necesario reconocer el papel central de las comunidades indígenas locales como los mejores guardianes de sus bosques, sus tierras y su agua.
Esto incluye respetar su autodeterminación y garantizar los derechos sobre la tierra y el territorio de comunidades locales e indígenas y colocar en el centro de estos procesos de diálogo y planificación, la consulta previa con las comunidades sobre propuestas que afectan sus territorios y sus recursos naturales.
El Papa Francisco en Laudato Si’ establece con claridad que el cuidado de la Creación no es opcional en nuestra fe católica, sino un requisito y una responsabilidad de cada una de las personas que habitamos este planeta. Él declara que nosotros no podemos ignorar ‘el llanto de la tierra y el llanto de los pobres’ sobre la crisis ambiental y social que como humanidad enfrentamos actualmente. La magnitud de esta crisis exige una respuesta múltiple e integral.
Como representantes de la Compañía de Jesús que hemos optado por la ecología integral, nos hemos reunido desde la red Ecojesuit en Bonn en el Marco de la Conferencia de Cambio Climático COP23 para contribuir al diálogo y a la urgencia de enfrentar este desafío global que confronta a la familia humana en la implementación de los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (SDGs) a la luz de la visión del Papa Francisco sobre una ecología integral. La delegación de Ecojesuit conjunta las perspectivas ecológicas de las redes jesuitas en África, América Latina, Asia, Europa y América del Norte.
Como una red jesuita, desde Ecojesuit estamos convencidos que enfrentamos un momento histórico en donde tenemos la oportunidad de abandonar la cultura del descarte y el actual modelo de consumo. De acuerdo a reflexiones que el Coordinador de Ecojesuit, el Jesuita Pedro Walpole compartió en una reunión con estudiantes del Aloisiuskolleg, una escuela jesuita en Bonn, nosotros necesitamos “derribar la pared de carbono y construir en su lugar una cultura de solidaridad.”
Este es un momento de conversión ecológica. Nosotros podemos redireccionar nuestros pasos y elegir avanzar por un camino sostenible enraizado en la gratitud, la generosidad y la protección de nuestra casa y destino comunes.
Cecilia Calvo es la Asesora Principal de Justicia Ambiental de la Oficina de Justicia y Ecología de la Conferencia Jesuita de Canadá y los Estados Unidos. Pedro Landa es hondureño y miembro de la Red Jesuita de Justicia y Minería, miembro coordinador de la red latinoamericana Iglesias y Minería, coordinadora de la Red Jesuita de Derechos Humanos y Justicia, y coordinadora de campañas de derechos humanos y medioambientales del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación.
Fuente: http://www.ecojesuit.com/comunidades-indigenas-y-cooperacion-internacional-para-desarrollo-en-la-cop23/10957/?lang=es