Este lunes, 7 de mayo, marca un mes de resistencia frente a la sede de la Policía Federal, en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná, al sur de Brasil, donde el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva está en custodia como preso político. Organizadores y acampados hacen balance positivo, destacando las expresiones de solidaridad.
Para Regina Cruz, presidenta de la sección del estado de Paraná de la Central Única de Trabajadores y una de las coordinadoras de la Vigilia Lula Libre, en Curitiba, la resistencia comenzó a ser construida antes del día 7 de abril, cuando Lula llegó a la Policía.
Después del primer día del campamento, más de 500 buses de todo Brasil han visitado la vigilia. Un libro de firmas se colocó hace dos semanas, y hay registro de millares de personas que han firmado. Más allá de brasileños, la vigilia recibió Argentinos, Mexicanos, Ecuatorianos, Colombianos, Italianos, Franceses, Ingleses, Estadounidenses, Noruegos, Guatemaltecos, entre otros.
Marcia de Lima, de la coordinación de estructura del campamento, cuenta que ya llegaron a servir de 1.200 a 1.400 refecciones al día, y recibieron más de 25 toneladas de alimentos donados.
“Todos los días hay alguien subiendo esa calle con su saco de arroz, frijol u otro alimento para donar al campamento. Nosotros compramos comida apenas el primer día y desde entonces, con las donaciones, en especial del pueblo de Curitiba y de las caravanas que llegan, estamos manteniendonos”.
“Queremos agregar actividades de formación para que después de este momento llevemos algo para construir nuestro futuro político. Y, también para que las personas que vienen de fuera de Curitiba se lleven algo para más adelante. Vamos a hacer actividades de formación política”.