Este 31 de agosto se cumplen treinta años de la desaparición física del Monseñor Leonidas Proaño, también conocido como el Obispo de los Pobres.
Este sacerdote emblemático nació el 29 de enero de 1910 en San Antonio de Ibarra, sin embargo, su trabajo incansable por la justicia social con las comunidades indígenas y campesinas se concretó mayormente en las provincias de Chimborazo y Bolívar en Ecuador.
Taita Proaño, como le decían, se caracterizó por desvincularse de las formas tradicionales de ejercer el sacerdocio, en su lugar prefirió adentrarse en las comunidades y vivir con los y las indígenas, compartiendo sus sueños y preocupaciones, entre ellas la tenencia de la tierra y la explotación laboral en las haciendas de la que eran víctimas. Fue un apasionado de la teología de la liberación y provocó a las comunidades actuar por sí mismas para cambiar su realidad.
En 1985 el Papa Juan Pablo II por petición de los indígenas lo designa “Obispo de Indios”. Taita Proaño estuvo en la cárcel por defender la causa indígena y fundó las Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador –ERPE- encaminadas a educar y evangelizar a los pueblos indígenas.
Falleció en Quito el 31 de agosto de 1988, sus restos reposan en Pukahuaico, San Antonio de Ibarra.
La Fundación Pueblo Indio, realizó un Simposio Internacional para conmemorar su siembra, al mismo tiempo que se celebran los 50 años de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín, evento significativo para la teología de la liberación del continente, práctica que procura defender con una opción preferencial de los sectores empobrecidos la justicia y equidad social.
Contamos con testimonios del legado de Monseñor Leonidas Proaño
Silvia García, refugiada guatemalteca en México
Las condiciones de los pueblos indios siguen igual y las luchas tienen que seguir para hacer eco de su ejemplo, el evangelio de Proaño fue y es una esperanza y el reto de los jóvenes es estudiarlo, comprenderlo y practicar sus postulados.
El mayor desafío de los pueblos indígenas en el contexto actual, es la erradicación de las minerías y consorcios petroleros que socavan los recursos naturales.
Padre Eleazar de México, presidente del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas A.C CENAMI
Leonidas Proaño fue un gran defensor de la causa indígena; su visión y sus ideas a favor de los necesitados es una herencia que se quedó entre la gente, en las iglesias y fue un impulsor a las luchas por la justicia social.
Celebramos su presencia activa en este continente, su legado es como la semilla que germina y se manifiesta en la lucha de los pueblos; las olas neoliberales amenazan gravemente a los pueblos indígenas, doblegan a los gobiernos en busca de recursos naturales, en este contexto el evangelio se presenta como una esperanza de vida mejor.
Victor Bascope, quechua boliviano, campesino.
Leonidas Proaño fue uno de los impulsores de la recuperación de los valores y fundamentos para el Sumak Kawsay. El buen vivir no es la abundancia económica y material, sino, es la forma de vida integra y espiritual de forma equilibrada con las deidades, con la tierra y los valores.
Hoy en día, frente a los procesos neoliberales la alternativa es recuperar los valores de la armonía en relación a la Pacha (Mundo). El modo de producción extractivista es una contradicción a los valores de Sumak Kaway porque mata a la naturaleza.
Entrevistas: María Cianci Bastidas / ALER
Nota: Moisés Pallo