“Nuestro sistema económico no funciona igual para todo el mundo. Cientos de millones de personas viven en la pobreza extrema mientras las élites más ricas obtienen enormes ganancias”. Los datos son escalofriantes, según el último informe de Oxfam ¿Bienestar público o beneficio privado? desde el inicio de la crisis económica el número de millonarios se ha duplicado y sus fortunas crecen a un ritmo de 2500 millones de dólares al día. Mientras que “3, 400 millones de personas (casi la mitad de la humanidad) rozan la pobreza extrema y viven con menos de 5,50 dólares al día”.
Si el 1% de las personas más ricas pagara un 0,5% más de impuestos sobre la riqueza, se recaudaría dinero necesario para “escolarizar 262 millones de niñas y niños que actualmente no tienen acceso a la educación” así como “proveer servicios de atención sanitaria que salvarían la vida a 3,3 millones de personas”. Pero, las élites económicas y las grandes empresas están tributando más bajo cada vez, incluso 2018 es uno de los montos más bajo de las últimas décadas. Esto tiene unas consecuencias humanas enormes.
La provisión privada de los servicios básicos (como el agua, la luz, transporte y telecomunicación) penaliza a las personas pobres y favorece a las élites (cada vez en menos personas). Las mujeres son las principales perjudicadas ya que, a través de la innumerable cantidad de horas que dedican al trabajo de cuidados no remunerado, son quienes en último término se encargan de suplir las carencias de los servicios públicos.
Por tanto, “es necesario que transformemos nuestras economías a fin de garantizar la provisión universal de servicios públicos básicos como la sanidad y la educación. Para lograrlo, las personas y empresas más ricas deben tributar lo que les corresponde justamente. Esto contribuirá a reducir de manera significativa la brecha existente tanto entre ricos y pobres como entre mujeres y hombres” menciona el informe.