La situación de la amazonia, su gente y su biodiversidad es muy grave. Los incendios se están extendiendo, incluso antes de que llegue el fuerte verano, hay sientos de quemadas simultaneas.
Según el Instituto de Investigación Espacial (INPE) solo en junio pasado fue de 762. 3 kilómetros cuadrados de bosque destruido. Ciertamente, este año los incendios se duplicaron el número de kilómetros en los meses de julio y agosto, que estamos viviendo.
El aumento del humo sobre Portobello, la semana pasada y las nubes oscura sobre São Paulo revelan el grado de tragedia ambiental que atraviesa el país y la Amazonía en particular. Además del cielo, el agua también se oscureció y contenía un fuerte olor a quemado.
Pero hoy no es solamente esta tragedia, ignorada por el gobierno de Bolsonaro, desde el 2004 hasta el 2018 más de 140 mil kilómetros cuadrados de bosques han sido destruidos de la Amazonía desde la intensificación de la agroindustria de la soja y el ganado en la región. Pero, el presidente Bolsonaro acusa irresponsablemente a las ONG de quemar el bosque para culparlos.
A pesar de ello, llegó a la Cámara de diputados en Brasilia una petición con más de un millón de firmas exigiendo al Congreso Nacional medidas urgentes para salvar la Amazonía de la destrucción, pero el Ministro de Medio Ambiente, comprometido con la política del gobierno del presidente Bolsonaro, no tiene la intención de cambiar la política de apoyar a los depredadores forestales para expandir los agronegocios.
Solo la presión creciente y activa de la sociedad civil organizada puede llevar al Gobierno Federal a cuidar una región tan importante para los pueblos y el planeta tierra: el bosque amazonico.
Edilberto Sena de la Red de Noticias de la Amazonía.