Así lo expresó en Contacto Sur edición vespertina la doctora Rocío Rosero de la Red de Historiadores e Historiadoras Latinoamericanistas. Ella es la coordinadora general del Congreso Internacional de Historia que se realiza por estas horas en Quito Ecuador y dialogó con Aler en la previa de ese encuentro.
Para “es fundamental conocer nuestra historia común”, que existe más allá de las fronteras y de los estados y que viene de la prehistoria. A partir de los movimientos que realizaron en su desarrollo y sus actividades económicas algunos pueblos andinos, la historiadora asegura que “la movilidad de los pueblos, desde la prehistoria, tiene un espíritu, una esencia de complentariedad de recursos, de ideas”. Para ella “la vinculación entre los pueblos de América Latina es una búsqueda y un complemento entre lo que nosotros hemos olvidado, es decir, la madre naturaleza. Es decir, los recursos de uno en el intercambio de otros”.
Rosero opina que el actual “es un buen periódo de construcción latinoamericana y una vinculación de los diferentes pueblos”.
En ese sentido explicó que “si bien es cierto que los estados son fronteras ficticias que se han establecidos por conquistas generalmente” o por otros motivos, “la integración latinoamericana es una integración que creo que se está gestando con mucha más fuerza en este momento”.
“Ideales de unidad latinoamericana los hay desde la prehistoria pasando al periodo republicano, con ideas bolivarianas, con ideas de Martí en otro momento, que han permitido el soñar con una región que contrapese a otras regiones y que permita tener la autonomía en los recursos y en sus propios destinos”, afirmó.
Por eso sostuvo que “es fundamental conocer nuestra historia común porque cuando sólo se trabajan historias nacionales, se fractura el conocimiento por regiones. Debería propugnarse el estudio de la historia latinoamericana para tener mayor esencia del conocimiento de la región en la que vivimos y tener autoestima de los procesos sociales, económicos, políticos y culturales”.
Como ejemplo histórico recordó que en Ecuador “se funde el oro y el platino y se desarrollan e incrustan esmeraldas” entre 500 años AC y 500 años DC, mientras que “en el continente europeo recién empiezan a fundir plantino en el siglo XIX”.
Por eso concluyó expresando que “desde el punto de vista europocentrista se ve a América Latina como inferior” pero “¿quién ha escrito la historia? el vencedor. Pero ¿quién hace la historia?, los pueblos”.