La naturaleza tiene una resiliencia para recuperarse siempre que cuente con fuentes y condiciones necesarias, donde el papel de los animales al mover las semillas de un lugar a otro es fundamental. Madre de Dios ha sido un lugar de mucha preocupación ya que se estima cuenta con más de 185 toneladas de mercurio que han llegado a abrir una herida muy profunda en el ecosistema. En este caso, la herida es muy grande y amerita mucho tiempo para diseñar intervenciones de recuperación del ambiente con el apoyo de seres humanos.
La mejor prevención sería regular la demanda de oro para que baje la oferta y por lo tanto la extracción, adicionalmente generar procesos de formalización del trabajo minero con medidas socioambientales óptimas. Siempre es mejor prevenir que reparar. Sin embargo, en los casos de daño a la naturaleza, se puede caracterizar la afectación por actividades de minería aurífera, artesanal y de pequeña escala para intervenir las áreas degradas y procurar su recuperación.
El Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) cumple 5 años de labor en Madre de Dios, donde conviven 9 pueblos indígenas que llevan en su mayoría mercurio en sus cuerpos por la contaminación. Para el CINCIA es viable una actividad minera que conscientemente planifique de forma ordenada y considere las capas del reino vegetal y su reforestación, así como el riego automatizado de cultivos diversificados en especies. El Centro también valora el terreno con imágenes digitales para ver una acción que pueda potenciar la naturaleza y los servicios ecosistémicos que regulan los ciclos naturales, entre ellos los hídricos.
Diálogo con César Ascorra, biólogo y director nacional del Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA).
Producción: Beatriz García Blasco, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP); María Cianci Bastidas, Coordinación General ALER
Crédito Imagen: CINCIA